PRINCESS

28 de octubre de 2013

¿Cuándo debe aprender a sentarse un bebé?

¿Sabes todo lo que debes saber de tu bebé?



No hay que sentar al bebé antes de que esté preparado para ello, es decir, antes de que sus propios músculos le permitan alcanzar esa opción, algo que ocurre entre los siete y los diez meses, casi a la par que el gateo e incluso mejor si es después. Pensamos que, sentado, desarrolla los músculos que necesita para conseguir sentarse solo. Pero es todo lo contrario.

Por qué es un error querer sentarlo antes de tiempo

¿Por qué debería permanecer tumbado un bebé que no es aún capaz de sentarse por sí mismo? Hagamos la prueba: tumbémonos y levantemos las piernas, como hacen los bebés, cojámonos luego los pies y pasemos así unos minutos. A continuación, sentémonos en un sillón tipo hamaquita. ¿En cuál de las dos posturas hemos notado que trabajaban (mucho) nuestros abdominales? ¿En cuál no hacen nada de nada? ¿En cuál trabajaba la musculatura lumbar? ¿En cuál estaba laxa? Pues eso. Paradójicamente, cada vez que sentamos al bebé le quitamos la oportunidad de desarrollar los músculos que necesita para sentarse, gatear y ponerse en pie.

Cuándo es el momento adecuado para sentar a un bebé

Estará preparado para sentarse cuando sepa volverse sobre el vientre y se harte de hacer la croqueta, movimiento con el que tonifica entre otros los músculos oblicuos. Lo ideal sería que no adelantáramos la postura, que llegara a ella por sí solo, pero eso hoy es imposible porque hay que sentarle en el cochecito o en la silla de auto.

Buenos hábitos para su desarrollo

Es imposible que esté siempre tumbado, pero no que lo esté el mayor tiempo posible en casa con ropa cómoda y espacio alrededor que le permita explorar y ejercitar su cuerpo. El suelo, o un parque cuando aún no gatea, son una buena opción.

Y si ya le hemos enseñado a sentarse…

Estar sentado es cómodo, le permite libertad manual, lo ve todo desde más arriba. Pero le impide desarrollarse. Si le hemos sentado e intentamos de buenas a primeras volver a tumbarlo, llorará porque no ha desarrollado los músculos que le dan autonomía. Así que después de un buen rato sentado, podemos devolverle gradualmente al suelo, a través de juegos, hasta que recupere la seguridad de su cuerpo en el suelo y el placer de descubrir todo lo que puede hacer desde allí: rodar, intentar gatear…

Por: Lidia García-Fresneda, experta en desarrollo psicomotor